A MONTE: EL ESCENARIO FORESTAL EN GALICIA

En Galicia decimos que algo está “a monte” cuando está desordenado, asilvestrado, que hace lo que quiere, selvático. Esta expresión podría definir claramente el escenario de la propiedad forestal en Galicia.

El patrimonio forestal de Galicia, que ocupa dos terceras partes de su territorio, hace que nuestra comunidad autónoma sea una potencia maderera en Europa. Según el Informe sectorial forestal y madera en Galicia de 2017, en ese año Galicia superó la cifra de 8,5 millones de metros cúbicos de madera cortada, lo que supuso el 47% de la madera cortada en España, situando a la Comunidad Autónoma en el puesto número 15 de productores de madera de Europa, compitiendo con países como Suecia, Finlandia o Alemania, que ocupan los primeros lugares del ranking. Sin embargo, frente al 60% de Europa, sólo el 12% del monte gallego se encontraba ordenado en el año 2017, suponiendo un total de 7.178 parcelas que hacían 262.175,96 ha.

Esta es la estructura de la propiedad del monte gallego:

  • el 68% está en manos de particulares
  • el 30% pertenece a Montes Vecinales en Mano Común
  • el 2% restante pertenece a las Administraciones Públicas.

¿Cómo desbloquear la situación de infrautilización de la masa forestal que está en manos de particulares?

Una gestión forestal sostenible es incompatible con la estructura de la propiedad del monte gallego. El minifundismo imperante conlleva una excesiva fragmentación de la propiedad que impide la constitución de explotaciones con el tamaño necesario para ser técnica y económicamente viables. Además, como el período de retorno de inversión suele ser largo, no existe un atractivo económico que haga este tipo de explotaciones deseables a los ojos del capital privado. Al final, se produce un incremento de los niveles de abandono en la mayor parte del monte gallego, circunstancia que se ve agravada por el tránsito generacional de la propiedad, que acentúa la fragmentación de la propiedad y la desvinculación del propietario, ya que, con el paso del tiempo, ya no es que los propietarios no vivan en el entorno geográfico en el que radica su monte sino que, incluso, desconocen en dónde se encuentran sus parcelas.

Hay otras causas externas que hacen que la puesta en valor de la propiedad forestal no esté en la mente del propietario forestal:

  • La inseguridad y falta de garantías que genera la recuperación de una inversión en una explotación forestal debido a las catástrofes (plagas del castaño, incendios, proliferación del jabalí…) que potencialmente la amenazarían
  • La inexistencia de cargas económicas relevantes que graven la titularidad, lo que hace que no se visualice la necesidad de ponerlas en producción, al menos, para cubrir los costes asociados a la titularidad.
  • El bajo precio en el mercado de la tierra de las parcelas dedicadas a monte (0,64 €/m2 de media en Galicia).
  • Los bajos índices de movilidad en el mercado de la tierra (con una tasa de transferencia en el 2019 de 0,49%).
  • La inaplicación del régimen sancionador de comportamientos de abandono del monte.
  • La despoblación del rural y la falta de mano de obra en los pueblos a la que encargar las labores de limpieza y mantenimiento del monte.

Todo esto hace que, para una gran parte de los gallegos, ostentar la propiedad de fincas forestales sea algo infravalorado. En estas condiciones, resulta habitual que el monte gallego carezca de planes de ordenación y explotación que garanticen una gestión sostenible.

Ahora bien, el monte desempeña una función social relevante que no puede permanecer desapercibida por más tiempo y, además, desde el punto de vista económico, son una fuente de riqueza.

El primer paso es conseguir una superficie mínima adecuada que posibilite la creación de una explotación rentable y sostenible desde el punto de vista económico. Por lo tanto, todo pasa por diseñar un instrumento que fomentase la concentración de la gestión de los aprovechamientos de los montes. En un primer momento, se propuso como solución las llamadas “unidades de gestión forestal”, reguladas por el Decreto 101/2008, de 30 de abril, que las definía como una entidad constituida de oficio por la Administración o por un conjunto de propietarios que juntaban una superficie forestal con una extensión mínima de 15 hectáreas sobre la que se veían obligados a mantener un instrumento de gestión forestal específico. Finalmente, este Decreto fue derogado y sustituido por el Decreto 45/2011, de 10 de marzo, por lo que se regula el fomento de las agrupaciones de propietarios forestales, los requisitos y calificación de las sociedades de fomento forestal y la creación de su registro.

Desde la mirada de un observador externo, viendo la situación de abandono del monte gallego, la constitución de sociedades de fomento forestal se presentaba como un mecanismo idóneo, no sólo para la puesta en valor de un recurso infrautilizado, sino también para la organización de la sociedad civil en el ámbito rural.

Desde que en 2011 se publicó el Decreto que las regulaba, se tardaron 3 años hasta que se inscribió la primera SOFOR en el Registro de Sociedades de Fomento Forestal. Según el Anuario de Estadística Forestal de Galicia, en 2020 había en Galicia 19 sociedades de fomento forestal con inscripción definitiva que sumaban un total de 9.656 parcelas, de las que eran titulares 925 personas.

Según los datos de este Anuario, la evolución del crecimiento del número de SOFOR inscritas en el Registro administrativo de la Xunta de Galicia durante los últimos años es el siguiente:

¿Cuál puede ser el motivo de que el incremento de este tipo de figura sea tan lento? ¿Qué motiva el rechazo del propietario forestal a organizar la gestión conjunta de unas parcelas que tiene abandonadas?

Siendo esta la situación y la SOFOR el único instrumento de gestión conjunta de fincas forestales, el 14 de mayo de 2021 se promulgó la Ley de recuperación de la tierra agraria de Galicia, en la que se articulan tres nuevos instrumentos de recuperación de la tierra agraria: los polígonos agroforestales, las aldeas modelo y las actuaciones de gestión conjunta, pero esto será objeto de análisis en otro artículo.


Fuentes:

  • Anuario de Estadística Forestal de Galicia 2019. Xunta de Galicia. Consellería de Medio Rural. Dirección Xeral de Planificación e Ordenación Forestal.
  • Informe Anual sobre prezos e mobilidade da terra rústica 2019. Observatorio Galego de Mobilidade de Terras
  • Informe sectorial forestal y madera en Galicia 2017. XERA (2018). La Cadena Forestal – Madera en Galicia 2017. Axencia Galega da Industria Forestal. Consellerı́a de Economı́a e Industria. Universidade de Vigo. J. Picos (coord.).

 

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